Los patricii eran los descendientes de las 30 curias primitivas. Estos gozaban de plenos derechos, de la posesión de tierras, de ser llamados al ejército en las legiones y también de la participación del gobierno.
Esta clase aristocrática se desarrolló primitivamente en el Lacio, donde, a medida que crecía el peso social, político y demográfico, también lo hacía paralelamente la población, apareciendo la clase de los plebeyos, que se oponían a la clase de los patricios. Fue en este punto donde el poder indiscutible de los patricios fue disminuyendo paulatinamente, mientras se iba cediendo más poder a los plebeyos, que cada vez eran más numerosos y acumulaban más poderes económicos y sociales.
Esta situación causó tensión entre los plebeyos y los patricios, que terminaron teniendo las mismas obligaciones. Entre los años 550 y 530 a.C., había más plebeyos que patricios, y los plebeyos estaban ocupando la mayor parte de rangos y clases del ejército romano, que hasta aquél momento habían pertenecido única y exclusivamente a los patricios. Fue así como surgió la primera crisis entre estas dos clases opuestas, con la secesión plebeya del Monte Sacro, que se encontraba entre los ríos Tíber y Anio, en el año 494 a.C.. Debido a esto, los plebeyos llamados a filas para ir a la guerra de los ecuos contra los volscos, se negaron a ir a luchar a la campaña, e impusieron al cónsul Publio Servilio tres condiciones si querían su presencia en campaña: suspender temporalmente la ley en materia de procedimientos, liberar a los encarcelados e impedir arrestos por deudas. Tanto fue así que el cónsul aceptó sus condiciones, los patricios acudieron a la guerra, pero una vez Apio Claudio fue elegido cónsul, cambió la situación y los patricios volvían a mandar sobre los plebeyos. Esto provocó una revuelta plebeya que obligó a nombrar un dictador, Manio Valerio, pero ya era demasiado tarde: los plebeyos que estaban en campaña habían abandonado a sus jefes y los estandartes y se habían trasladado a Crustumería con el objetivo de fundar una ciudad plebeya, lo que hizo que el Senado cediera y volvieran los plebeyos a la ciudad, eso sí, siempre que se tuviera en cuenta el acuerdo al que se llegó con el cónsul Publio Servilio. Además, los patricios perdieron parte de sus privilegios, como por ejemplo la exclusividad en el Senado, como otra de las condiciones que impusieron los plebeyos; así fue como llegaron los primeros senadores plebeyos.
Con el tiempo, empezaron a aumentar el número de matrimonios mixtos entre plebeyos y patricios y se permitió el acceso de los plebeyos a las más altas instituciones, una de ellas el Consulado, donde uno de los dos cónsules había de ser plebeyo. Esto se mantuvo hasta las Leyes del 367 a.C., y hasta el año 342 a.C. fue motivo de debate con alternativas: un plebeyo y un patricio, o bien dos plebeyos, pero jamás dos patricios.
Los patricios disminuyeron con el tiempo. Cuando se daba el caso de una guerra civil o de una convulsión por el cambio de emperador, las filas de patricios eran diezmadas por el bando opuesto, en el cual también se encontraban patricios. Así fue como muchas gens que existían desde la fundación de Roma y esta clase aristocrática, fueron desapareciendo y sus lugares ocupados por nuevas familias plebeyas.
A finales de la República y a principios del Principado de Augusto, sólo algunas de las gens patricias aún persistían, como por ejemplo la de los Julios y la de los Claudios. Durante el Bajo Imperio, bajo el reinado de Constantino I, sólo persistía la gens Valeria.
Los derechos de los Patricios eran los siguientes:
DERECHOS POLÍTICOS:
- Ius Sufragii: les permitía votar en los comicios.
- Ius Honorum: con él podían ocupar las magistraturas.
- Ius Militae: gracias a este derecho podían ser jefes de las Legiones romanas.
- Ius Occupandi Agrum Publicum: este derecho les permitía poseer las tierras conquistadas.
RELIGIÓN:
- Ius Sacerdotii: les permitía su integración en los colegios sacerdotales.
- Ius Sacrorum: podían rendir culto a la ciudad.
- Ius Auspiciorum: les permitía consultar los auspicios.
DERECHOS PRIVADOS:
- Ius Connubii: era una aptitud legal que les permitía contraer matrimonio legítimo (Ius Nuptiae).
- Ius Commerci: les daba la posibilidad de establecer cualquier tipo de negocio jurídico.
- Ius Actionis: con él podían hacer valer sus derechos mediante una acción ante la justicia.
- Tria Nomina: se les permitía tener tres nombres, los cuales eran: praenomen, un nombre individual, nomen, un gentilicio, y cognomen, el nombre de la familia a la cual pertenecían.
La vida de un patricio no variaba entre unos y otros, sino que siempre se seguía el mismo procedimiento. Justo cuando nacían recibían los Tria Nomina, y hasta los 14 años, los chicos vestían la toga viril. A partir de los 16 años en los chicos, y a partir de los 12 en las niñas, ya podían contraer matrimonio. El padre era quien concertaba este matrimonio cuando eran niños, y la boda se llegaba a cabo según un rito que recibía el nombre de confarreatio, en el que se debía compartir un tipo de pan llamado far.
A partir de los 16 años, los chicos patricios entraban a formar parte del ejército como oficiales, o bien podían empezar una carrera pública como magistrados menores, los vigintisexviros, que o bien tenían la función de jueces, de funcionarios municipales en Roma o eran encargados de la acuñación de moneda.
Tras el período militar y a partir de los 31 años, los hombres tenían la libertad de presentarse o no a la elección para cargos más importantes, los cuales configuraban el Cursus Honorum. El primer cargo era el de cuestor, que daba acceso al Senado. Al cabo de unos 11 o 12 años, podían llegar a ser cónsules.
Cuando moría un patricio, el primogénito se convertía en el pater familias, el cabeza de familia, ocupándose de sus parientes además de administrar el patrimonio familiar y teniendo potestad jurídica de vida o muerte sobre sus familiares y parientes.
Cuando moría un patricio, se exponía su cuerpo ocho días y luego se lo conducía en un cortejo con músicos y plañideras, mujeres contratadas para llorar durante la ceremonia fúnebre. Una vez llegados al foro, se leía un discurso fúnebre dirigido al difunto y luego, iban a enterrar el cuerpo con máscaras de cera y esculturas de sus antepasados. Al día siguiente, tenía lugar el banquete fúnebre en honor al difunto.
Durante el día, el patricio debía cumplir con una serie de obligaciones desde la mañana hasta acostarse.
Muy temprano, justo cuando salía el sol, el patricio se levantaba e iba a recibir a sus familiares (parientes y esclavos), amigos y clientes. Esto recibía el nombre de salutatio, y se repetía todas las mañanas. Quien se encargaba de abrir las puertas a todos los visitantes era un esclavo que recibía el nombre de ianitor. Un esclavo especializado en reconocer a los visitantes y recordar de memoria a todos los parientes, quien recibía el nombre de nomenclator, se situaba al lado de su amo y le susurraba el nombre de cada uno. Luego el mismo amo les entregaba un cesto de comida que se convirtió luego en un donativo, normalmente de 25 ases de plata, y que se llamaba sportula. La masa más grande de salutatores se podía encontrar en casa del emperador, donde el personal que preparaba la recepción de todos estos visitantes era mayor, y recibían el nombre de officium admissionis; el emperador también recibía a los senadores, que acudían acompañados de su esposa e hijos, y en los días de fiesta (aniversario del ascenso al trono o calendas de enero), el emperador recibía a todo el pueblo, el cual desfilaba ante él como muestra de su lealtad hacia él.
Luego el amo revisaba sus negocios con la ayuda de libertos y esclavos, y luego se dirigía al foro donde se dedicaba al negotium, de la manera que fuera. Luego acudía a los tribunales de justicia donde se discutía la política, al llegar la sexta hora descansaban y comían, y luego se volvía a reanudar la actividad política y judicial del foro hasta el final de la novena y última hora, cuando se cerraba el Senado. Cuando llegaba el momento de la cena, si el patrono quería ganarse el apoyo y la simpatía de los más allegados, debía invitar a su banquete a aquellos con los que quería reforzar lazos y hacer negocios. En ella se repartía mucha comida, había música, danza, y un sinfín de entretenimientos.
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